jueves, 3 de mayo de 2012

El "Modelo Oviedo"


Hoy se ha cumplido uno de mis sueños: ver algo mio publicado. Hace meses me marqué un reto, con un primer borrador decidí probar suerte, el tema les gustó y gracias a sus revisiones y a la bibliografía que he utilizado hoy por fin puedo ver el articulo publicado. Lo mejor de todo es que he aprendido muchísimo escribiéndolo.
Espero vuestras críticas para seguir creciendo.

El articulo lo podéis encontrar en la revista URBS. Revista de Estudios Urbanos y Ciencias Sociales que abarca temas  que incluyen la ciudad en un sentido general y la ciudad desde sus diferentes temáticas y problemáticas: espacio público, sostenibilidad, movilidad y transporte, vivienda, gestión urbana, seguridad, diseño de espacios, planificación estratégica, regeneración, conservación del patrimonio, innovación tecnológica, desigualdad social y procesos de exclusión, etc.



El 'Modelo Oviedo': urbanismo como estrategia de marketing y desaparición de los centros históricos

Resumen

Durante los últimos años, los centros históricos están sufriendo una problemática similar en todas las ciudades capitalistas, que pone en peligro su definición como núcleos de riqueza cultural y vitalidad multifuncional. Este artículo aborda el caso de Oviedo. Las recientes operaciones en la ciudad para la recuperación del Casco Antiguo, han desarrollado una estrategia de marketing: el “modelo Oviedo” de intervención en ciudades. Una solución urbanística centrada en la imagen que no resuelve los problemas que amenazan con la desaparición del centro histórico.


miércoles, 28 de marzo de 2012

Descubrir nuestra propia ciudad

Cada vez más a menudo el ritmo de vida que llevabamos nos impide disfrutar de los procesos. El proceso de cocinar (no solo de comer), el proceso de aprender (y nos solo aprobar los examenes), ... Me quiero detener en uno de esos procesos que es para mí uno de mis mayores placeres, aunque reconozco que a veces, tambien me dejo llevar por las prisas. Estoy hablando del  placer de caminar.
Hemos convertido los desplazamientos en traslados de punto a punto lo más rapido posible. Nos importa llegar, el objetivo final, y olvidamos el placer de recorrer el trayecto. ¿Cuántas cosas de nuestra propia ciudad desconocemos aunque pasemos a diario por delante de ellas? Hay rincones perdidos en todos los lugares, espacios que merecen la pena ser disfrutados, admirados aunque sean unos segundos. Curiosidades diarias como un dibujo en una pared, una maceta curiosa en un balcón o una fachada con historia...

En el libro "La Ciudad de los niños", Tonucci escribe una reflexión similar mostrandonos la importancia que los trayectos tienen para los niños, que como siempre, nos dan una gran lección de calidad de vida:
"Viven sus desplazamientos como una sucesión de momentos presentes, cada uno importante por sí mismo, cada uno digno de una parada, de una sorpresa, de un contacto. Y entonces los tiempos se alargan, los bolsillos de los niños se llenan de piedras, de hojas, de papeles y la mente se llena de imágenes, de preguntas, de nuevos descubrimientos. Y todo está junto: lo hermoso, lo nuevo, lo general y lo particular.
Una vez más, para aprender a disfrutar de los pequeños placeres de la vida hemos de volver la infancia."
Me gustaría proponeros cuatro retos para que empecemos a movernos por nuestras ciudades tomando conciencia de cada rincón y viviendo cada momento presente:

El primero es que para los que nos toque quedarnos en nuestra ciudad durante la Semana Santa. Seguro que pocas veces o ninguna, hemos recorrido nuestra ciudad como si fuesemos turistas. Intentando descubrir toda su esencia, su historia, sus lugares, sus monumentos y edificaciones, sus parques... Os propongo que estos días la recorraís, como si estuvieseis de viaje en otro lugar, con una cámara de fotos o un cuaderno de dibujo. El reto es que os dejeís sorprender por vuestra propia ciudad. No hace falta viajar para conocer nuevos rincones. Me encantaría que a la vuelta os pasaraís por aqui y me dejaraís un comentario con vuestras experiencias o imagenes...

Mi segunda propuesta es la participación en el concurso de "Rutas inciertas". Todo lo que hay que hacer es enviar un mail eligiendo la ciudad. Ellos te enviaran despues una coordenada y a partir de ahi comienza tu aventura. Se trata de caminar a la deriva, sin objetivos, y luego contar en un a4 la ruta que has disfrutado con la tecnica que tu quieras: fotografía, dibujo, collage...


El tercera propuesta es un juego. Esta imagen se encuentra perdida entre algun rincon de Oviedo. Os reto a todos los que vivís en ella o vayaís a visitar la ciudad a que la busqueís. En la imagen no se aprecia bien, pero se trata de una inscripción que reza: "Si no os haceís como niños, no entrareís en el reino de los cielos" Quien sepa la respuesta que me la escriba al mail (para no desvelarla antes de tiempo). Os animo a que lo intenteís y a que admireís todo lo que hay a su alrededor porque se encuentra en una zona realmente preciosa.


Mi último reto es que aprendamos diariamente a disfrutar de los desplazamientos. Que cuando vayamos al trabajo, a la Universidad, a la compra, a tomar algo al centro, seamos conscientes de por donde vamos caminando, de quien hay a nuestro alrededor y de que nos tiene que contar nuestra propia ciudad. Estoy segura de que todos nos sorprenderemos y descubriremos algo nuevo...

Volved a ser niños.

jueves, 23 de febrero de 2012

Urbanismo ecologico

Mi inquietud y curiosidad insaciable me ha llevado al hallazgo de un curso sobre Urbanismo Ecologico. Comienza el 30 de marzo y seguro que me aporta muchos conocimientos que compartir con vosotros, y me abre nuevas puertas a más y más aprendizajes dentro de este apasionante mundo de la psicología ambiental y el urbanismo.

Aquí os dejo la información sobre el curso. Podéis encontrar más en: www.ecourbano.es





“Este curso enseña las claves para generar un nuevo modelo de ciudad a partir de los dos grandes restrictores de la sostenibilidad: la eficiencia y la habitabilidad.”


El curso de formación permitirá al alumno:

• Analizar los tejidos urbanos actuales y reflexionar sobre las claves de su insostenibilidad.
• Repensar el modelo de ciudad desde los flujos y ciclos asociados al metabolismo urbano.
• Identificar los condicionantes que determinan la ciudad (la eficiencia y la habitabilidad) y aquellos elementos base que sustentan la estructura y los ámbitos de actuación del nuevo modelo de ciudad que defiende el urbanismo ecológico.
• Conocer los distintos instrumentos existentes y necesarios para el diseño y planificación del
urbanismo ecológico: herramientas de ordenación, herramientas de organización y gobernanza, y
herramientas de validación.
• Difundir las buenas prácticas existentes y herramientas de coordinación de diferentes iniciativas para llegar a un modelo sostenible de ciudad.
• Apostar por la creatividad como motor en la generación de nuevos desarrollos urbanos o la rehabilitación sostenible de barrios.



Este es el programa:

Introducción al curso
• Presentación del curso.
• Planificación y funcionamiento de la Plataforma Moodle
Módulos temáticos sobre el Urbanismo Ecológico
• Tema 1: Las ciudades de hoy.
• Tema 2: Las ciudades como ecosistemas urbanos.
• Tema 3: La eficiencia y la habitabilidad, los
restrictores de la ciudad.
• Tema 4: El modelo de ciudad desde el urbanismo
ecológico.
• Tema 5: Instrumentos de ordenación.
• Tema 7: Instrumentos de validación
Seguimiento y Evaluación
• El trabajo práctico.
• Evaluación de la curso de formación.

domingo, 12 de febrero de 2012

Educación ambiental

Hace un tiempo en el blog de Manolo Carmona leí una entrada denominada “Ecofatiga” (http://psicoambientalia.blogspot.com/2011/12/ecofatiga.html) en el que comentaba que a pesar de estar informados sobre los problemas medioambientales y la situación crítica a la que estamos llevando La Tierra y sus recursos, no existía voluntad de solucionarlos. Terminaba planteando esto: “ ¿qué soluciones y alternativas se os ocurren para que campañas de comunicación y educación ambiental tengan más eficacia y logren el efecto deseado?”

He tenido la pregunta en la mente muy a menudo. Estos días mientras preparaba mi examen de Psicología Social volvió a estar presente y es por ello por lo que me gustaría, con su permiso, reabrir el debate enlazándolo con la manera en que procesamos la información y actuamos ante ella, formando nuestras actitudes que en último término son las que guían nuestra conducta, o al menos, nuestra intención de actuar de determinada forma.

Las actitudes son una tendencia psicología que expresamos al evaluar un “ente” según nuestras creencias o conocimientos (componente cognitivo), sentimientos y emociones (componente afectivo) o experiencias anteriores (componente conductual). Esa evaluación lleva aparejada una predisposición a responder de determinada forma ante él. El nacionalismo, la xenofobia o la homofobia serían actitudes. Si conocemos como se forma la actitud hacia el medioambiente podremos inducir conductas proambientales.

Como ya he dicho antes, conocemos las consecuencias de nuestra forma de actuar ante el medioambiente y sabemos cuáles son las soluciones para cambiar la situación, ¿por qué no actuamos entonces? Se me ocurren varias hipótesis:

  • No nos sentimos parte del problema, por lo tanto no existe en nosotros un sentimiento de responsabilidad que nos haga modificar nuestra conducta. Eso explicaría porque al ser inconsistentes con nuestra actitud “proambiental” (ya que no realizamos conductas proambientales) no experimentamos la disonancia cognitiva, que sería el malestar psicológico producido al actuar de manera incongruente con nuestra actitud y que nos llevaría a modificar la conducta. Si experimentamos algún grado de disonancia también esta podrá llevarnos a sesgar la información que procesamos, dejando de prestar atención a la referente al cambio climático.
  • Creemos que nuestro cambio de comportamiento no tendrá repercusión en el medio ambiente (solo somos una ínfima parte del mundo) y que por lo tanto el resultado no supere al esfuerzo que conllevará. Ante la expectativa del fracaso, no llevamos a cabo la intención existente de cambiar la conducta. Si creemos que no tenemos los recursos necesarios para solucionar el problema, protegeremos nuestro “autoconcepto” situando la responsabilidad en otras personas, por ejemplo, en el gobierno.
  • Escuchamos mensajes contradictorios sobre el mismo tema que provengan de fuentes fiables para nosotros, como autoridades (científicos, personas de alto status social). Ante esta contradicción podemos ignorar toda la información sino poseemos la capacidad y motivación suficiente para procesarla elaboradamente, analizando cada argumento y evaluándolo por separado hasta formarnos nuestra propia opinión.

El principal determinante de la conducta es la intención o no de realizarla. La intención está influida por tres factores: la actitud ante la conducta, la norma social subjetiva y el control percibido. La intervención para modificar cualquiera de los tres componentes será útil para cambiar las intenciones de la conducta.

La actitud hacia la conducta es el grado en que la persona evalúa favorablemente o no realizar la conducta según tenga consecuencias o no deseables. Se puede medir matemáticamente haciendo a la persona que se posicione en un cuestionario basado en la escala Likert, sobre las creencias de las consecuencias y la valoración de esas consecuencias.

Por ejemplo: “Utilizar el transporte público reduce la contaminación” , posicionese del 1 al 5, donde 1 es totalmente en desacuerdo y 5 totalmente de acuerdo.

Valore hasta que punto considera importante reducir la contaminación atmosférica, 1 sería nada importante y 5 muy importante.

El resultado lo obtendríamos por el sumatorio de los productos de las creencias por la valoración de esas creencias.

La norma social subjetiva es la percepción que el individuo tiene de la opinión de los otros. También podemos medirla según las creencias sobre lo que piensan los individuos importantes para el sujeto respecto a si la persona debe realizar o no la conducta y la motivación de la persona para acatar esa opinión.

El control percibido es la percepción que la persona tiene de lo fácil o difícil que le resultará llevar a cabo el comportamiento.

Recogiendo esta información podemos saber cuál es el factor más influyente en la actitud proambiental e intervenir en él para modificar la conducta asociada.

Si conseguimos que la persona realice alguna conducta relacionada, aunque sea mínima, por ejemplo, reciclar, será más fácil que continúe actuando en esa línea. Pero ese compromiso debe ser aceptado libremente, sin refuerzos ni castigos, ya que justificarían la actuación, evitando que se produzca la disonancia cognitiva y por lo tanto no sería necesario un cambio de conducta para eliminar el malestar. Los castigos (como las multas) o los refuerzos (como la bajada de impuestos) solo consiguen cambios momentáneos.

Cuando nos enfrentamos a actitudes con aspectos positivos y negativos, experimentamos ambivalencia actitudinal. En este caso para eliminar conductas no deseadas, por ejemplo, utilización excesiva del automóvil, debemos no solo destacar los aspectos negativos (aumento de la contaminación), sino también atacar los positivos (rapidez).


Continúo con la pregunta lanzada por Manolo Carmona:

¿Qué soluciones y alternativas se os ocurren para que campañas de comunicación y educación ambiental tengan más eficacia y logren el efecto deseado?”

lunes, 9 de enero de 2012

La formación de arquitecto en las escuelas de arquitectura




Hace unos días en el blog de StepienyBarno encontré esta pregunta: ¿Cómo ves la formación de arquitecto en las escuelas de arquitectura? (puedes verlo aquí)


He querido recoger las ideas más relevantes al respecto y continuar el debate con mis propias conclusiones. Os invito a todos a participar.

Antes de expresaros mi opinión quiero daros a conocer mi experiencia con la arquitectura, para mostrar de donde provienen mis argumentos (también podéis saltaros este párrafo e ir directamente al debate).
He estudiado en dos facultades diferentes: A Coruña y Valladolid, entré como alumna del plan Antiguo y ahora soy Bolonia; con lo cual he conocido tres planes de estudios diferentes, en dos Comunidades Autónomas distintas y a multitud de profesores dispares. Tengo afición por la arquitectura desde pequeña, cuando aún no conocía su nombre pero si sabía lo que quería hacer de mayor: “casas como mi padre, pero no como él, yo la casa entera”. Mi biblioteca se fue llenando de libros y mis carpetas de planos que recogía en las obras o me conseguía mi padre. La técnica constructiva me la fue enseñando él, llevándome a trabajar a las viviendas que reformaba, pronto pasé de recoger escombros a tapiar grietas en paredes o hacer hormigón. Con toda esta trayectoria no es de extrañar que cuando entré en la primera Escuela de Arquitectura mi entusiasmo era inmenso. Ahí me enfrenté con la realidad de la disciplina que, en mi opinión, tiene graves errores en su base, en decir, en su formación. La desilusión del primer impacto con la asignatura de Proyectos y Construcción (ambas corresponden en Valladolid a asignaturas de 2º curso) que ocupaban todo mi tiempo, dejando a penas minutos al día para resto, unido a un año complicado en muchos aspectos hizo que tuviese que tomar distancia y abandonase al llegar el verano. En mi mente la idea estaba clara: solo era un año para retomar la estabilidad en mi vida, devorar libros y realizar cursos y ingresar en una nueva facultad al curso siguiente. Así fue, cuando terminó el siguiente verano me matriculé en la Escuela de Valladolid. La experiencia del primer año fue mucho mejor y constaté que el Plan contenía en primer año asignaturas de “aproximación” a la arquitectura (introducción al Proyecto, introducción a la Arquitectura, análisis, dibujo arquitectónico), que no se cursaban en A Coruña y que yo consideré motivantes y fundamentales. Luego llegó segundo, con sus Proyectos y sus estructuras, y paralelamente yo me fui adentrando más en otras disciplinas como Psicología y descubriendo lo que era “Psicología Ambiental”. También desarrolle un pensamiento más crítico con la arquitectura, especialmente abriendo los ojos ante multitud de obras que expresan el “ego del arquitecto” y que satisfacen pobremente las necesidades de los usuarios. La especulación, el modelo urbano de la renta, la arquitectura-espectáculo, son conceptos que fueron asentando en mi cabeza una idea mucho más crítica de la arquitectura y que me llevaron a querer transformarla o no solo dejarme llevar o desistir. La Psicología Ambiental, como sabéis, es el camino que he decidido escoger. Mis intereses han cambiado de querer “hacer casas enteras” a investigar cómo hacer viviendas, barrios y ciudades mejores. El descubrimiento de esta nueva salida profesional ha sido lo que ha mantenido mi motivación profesional ligada a la arquitectura, una motivación que en la carrera iba frustrándose y disminuyendo.






Actualmente, la formación de arquitecto en las escuelas de Arquitectura la definiría como deficiente y, especialmente, desenfocada.

Carlos Cámara señala el distanciamiento entre la formación impartida en la universidad y la realidad profesional, “argumentando que la crisis del sector de la construcción ha hecho que sean pocos quienes puedan construir y que el sector debe replantearse ya desde las propias escuelas”. Hay una gran especialización en la educación como arquitecto que produce “una visión muy reducida y sesgada de la realidad arquitectónica que parece centrarse únicamente en la figura del arquitecto liberal que monta su propia oficina con un socio y se dedican a hacer concursos”. Algo prácticamente imposible en la actualidad de un sector en el que solo están activos al 10%, según afirma el decano del colegio de arquitectos de la Rioja. Jose María Echarte lo tiene claro: “la sociedad no tiene trabajo para 50.000 arquitectos (más otros 70.000 en las escuelas) haciendo todos lo mismo.”


La enorme centralidad de las asignaturas de proyectos asfixian los Planes de Estudios y exigen un esfuerzo tan intensivo que provocan que el resto de asignaturas pasen por nuestros cerebros anecdóticamente. Todos los estudiantes sabemos lo que es estar dedicados al 100% a las entregas de proyectos y no tocar el resto de apuntes hasta una semana antes de exámenes. Es un ritmo que impide totalmente disfrutar de la carrera. El hecho se agrava si tenemos en cuenta que muchas veces aprobar proyectos no es encontrar la manera de solucionar el problema propuesto de la forma más satisfactoria posible, sino de la que estéticamente más se ajusta al gusto del profesor. Es de sobra conocido (y probado) como el mismo proyecto es calificado con sobresaliente por un profesor y aprobado (o incluso suspendido) por otro colega suyo. Jose María Echarte habla así de las escuelas de arquitectura: “una escuela de genios que dan placer, solaz y regusto a determinadas camarillas, más pendientes de validar sus propios supuestos, que de enseñar a un alumnado al que se utiliza, frecuentemente, como carne de cañón experimental de absurdeces sin sentido. En una espiral sin freno ninguno -que ha discurrido paralela al distanciamiento de la realidad de arquiestrellas, critica y medios-, proyectos se ha convertido en “especulación irresponsable”.

La formación de un arquitecto no debe incluir solamente saber construir una vivienda, también debemos saber cómo adecuar toda la vida del edificio al ambiente, como insertarla en el entorno lo más favorablemente posible y como afecta y afectará ese espacio a las personas individualmente y a la sociedad en conjunto. Necesitamos conocer una visión mucho más amplia de la disciplina y adaptar nuestra profesión a la realidad laboral y social que vivimos. Los nuevos planes de estudio deben incluir la enseñanza de nuevas salidas profesionales, algo que actualmente ninguno de los cuatro vigentes en las escuelas españolas tienen en cuenta. Mis compañeros aún se extrañan cuando les hablo sobre “Psicología Ambiental” o sobre el impacto social que tiene la forma de construir ciudad. Tampoco se habla en las aulas de cómo proyectar viviendas que aumenten el bienestar psicológico y fomenten las relaciones positivas entre sus habitantes. No se investiga más allá del “Modulor de Le Corbusier” y la luminancia.

Rufino J. Hernández introduce en el debate otro enfoque comentando que “el éxito personal y colectivo universitario no depende ya tanto de la calidad del sistema español, ni del plan de estudios, ni de los docentes, claramente deseables, sino de la actitud propia del alumno.” Estoy de acuerdo con él en que el cambio debe comenzar en nosotros mismos – como todos los cambios – pero es indiscutible que el plan de estudios y los docentes son factores determinantes a la hora de formarnos. Se necesitan conocimientos que descubran nuevas formas de hacer arquitectura, se necesita un cambio en los métodos de aprendizaje que nos permita descubrir por nosotros mismos lo que nos gusta, necesitamos tiempo para experimentar, para leer, para disfrutar de lo que estudiamos y necesitamos docentes que nos guíen, que nos trasmitan pasión y nos motiven y nos impulsen a superarnos constantemente valorando nuestro trabajo y nuestros puntos de vista, criticándolo constructivamente y no menospreciando todo aquello que escapa a su “estética”. Los resultados con profesores así son indiscutiblemente mejores, la pena es que escasean y en cuatro años de arquitectura solo recuerdo y he disfrutado/disfruto a dos.

Otro aspecto a destacar es el fomento de la competividad en lugar de la cooperación (con alguna notable excepción, que en este caso coincide con los dos profesores anteriores). “Muchas veces nos olvidamos que nuestra naturaleza es gregaria y que ser útil al colectivo es tan importante o más que destacar dentro de él. En la escuela sin embargo siempre he sentido lo contrario y puede que ahí comience el error de todo.” (Tomás Fernández). El trabajo dentro de equipos transdisciplinares es el único futuro de la arquitectura y la cooperación debe fomentarse desde el primer momento. “La universidad debe volver a crear aquellas maravillosas condiciones que permiten a los jóvenes experimentar juntos y hacer lo que nunca harían en otros sitios o momentos” (Domenico di Siena). Alexandre Araujo nos cuenta su experiencia en el 85, en la Escuela de Porto: “en esos tiempos como que vivíamos en la escuela, alquilábamos pequeñas salas donde trabajábamos juntos. A veces, los profesores te iban a visitar por la noche o a menudo les encontrabas en un café donde compartías charlas sobre todo lo que pasaba.” La realidad actual en la formación arquitectónica la resume así “los estudiantes lo que quieren es cumplir ese tiempo, como si fuera el servicio militar, e irse a hacer su vida." Los estudiantes de arquitectura sufrimos el estudio de la arquitectura, salimos al campo profesional desorientados y con una visión muy pobre de todo lo que podríamos llegar a hacer.


La deficiente y desenfocada formación del arquitecto en las escuelas de arquitectura nos conduce al sentimiento de “genios frustrados” o al abandono de la que, durante muchos años, había sido nuestra vocación.



Considero que es imprescindible una revisión del fin de la arquitectura y de salidas profesionales del arquitecto, y que en base a las conclusiones que se obtegan se produzca una transformación de las escuelas de arquitectura que se adapten a la realidad de la sociedad actual.

jueves, 5 de enero de 2012

El descontento urbanistico actual


La pena en esa ciudad
eran unos inmensos
edificios
blancos
y ciegos y adentro
de cada uno de ellos había un hombre
para el que en esa
ciudad
la pena era
unos inmensos edificios
blancos y ciegos
con un
hombre adentro
para el cual la pena
en esa ciudad
era un edificio
blanco
con un hombre adentro
blanco y ciego


Juan José Saer. La pena en esa ciudad.
(El arte de narrar. Poemas 1960-1987)